lunes, 29 de julio de 2013

Los Arrudos pasados por agua.

Demasiado tiempo sin rutas por lo que este domingo, a pesar de las amenzas de tormenta, nos decidimos a ir hasta Redes para hacer la ruta de los Arrudos. En esta ocasión a dos de los alpinos habituales (Diego y Pablo) se iba a unir un tercero (Samu) alpino muy experimentado en la montaña leonesa pero novel en la astur.

La ruta la decidimos un día antes y sin tener mucha información sobre ella ya que tan sólo teníamos estas indicaciones:

Características

  • Itinerario: Caleao- La Fontona- Caleao
  • Tipo: lineal (ida y vuelta)
  • Sendero homologado: es una parte del PR-AS 61 «Ruta de Los Arrudos»
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Distancia: unos 9 kilómetros
  • Desnivel: 345 metros
  • Duración aproximada: 4 horas

Sobre las 12.30 partiamos del pueblo de Caleao con el objetivo de empaparnos un poco de monte pero no de agua, como finalemente ocurriría. El camino transcurría tranquilo por una pista donde el sol nos iba acompañando y no veiamos el cielo muy oscuro por lo que las expectativas eran de lo más positivas.

Continuábamos el camino por una pista durante un buen rato a la orilla del río Arrudos hasta que el camino se iba estrechando y encontraríamos un cartel explicativo anunciando el comienzo del desfiladero.

Pequeña cascada durante el camino.

Cartel explicativo de la ruta.


Tras ir llaneando por un camino de tierra pasamos el puente de La Fuminosa para comenzar el ascenso por piedras que formaban una gran escalera, dejando a nuestro lado derecho unas impresionantes vista, lo que nos obligaba a detener nuestra marcha para realizar unas instantaneas.

Puente de La Fuminosa.

  
Gran pendiente en las famosas escaleras.



Contemplando las vistas del desfiladero.

Una vez finalizada las ascensión por "las escaleronas" llegamos a la Majada y a las cabañas de Llede en un estado bastante degradado por el paso del tiempo. Tras dejar a nuestro paso las cabañas de Llede divisamos al horizonte la majada de los Moyones, en las faldas del pico Cascayón con cabañas aún en pie que aún se les sigue dando uso.

Durante nuestra marcha encontrábamos señalizaciones que nos indicaban la existencia de un Lago, hasta entonces desconocido para nosotros. Se trata del Lago Ubales, por lo que el objetivo del día había cambiado y sólo pensábamos en llegar a divisar dicho lago. 

El camino al Lago estaba bastante bien indicado pero no así la distancia que aún nos quedaba por recorrer para alcanzarlo por lo que íbamos preguntando a algún montañero que veíamos por el sendero. Algunos nos decían que sobre 50 minutos del lugar donde nos encontrábamos, otros que quizás 1h 20 minutos y otros no tenían muy claro que fueramos a llegar sin que la lluvia nos alcanzara, efectivamente.... tenían razón.

Paisaje  que dejábamos a nuestro paso.


Según avanzábamos el cielo se veía más negro y era evidente que la tormenta estaba al llegar pero un alpino nunca se rinde, ni en las condiciones más adversas abandona su objetivo, por lo que nos apresuramos en dirección al Lago sin más miramientos.

Mientras nos acercábamos y veíamos que el Lago no aparecía nos encontramos con un pastor que se dirigía a las cabañas de la majada de Moyones, el cual nos dijo que el Lago ya estaba cerca y que en 15 minutos podríamos contemplarlo, claro está que también nos advirtió de que la tormenta estaba al llegar y así fué, unos metros después de hablar con el pastor una gran tormenta cayó sobre nosotros pero el objetivo ya estaba a pocos metros por lo que proseguimos la ascensión al collao Ubales.

Una vez en el collao de Ubales tendríamos que bordear una ladera con el viento en contra y un diluvio de escándalo pero el objetivo ya estaba cumplido y pronto pudimos contemplar el gran Lago Ubales. Bajar hacia él fue imposible debido a las duras condiciones meteorológicas y teniendo en cuenta que pasaban más de las cuatro de la tarde y aún no habíamos comido.

Diego y Samu con el Lago de fondo. 


Pablo y Samu mostrando el Ubales.

Seguía lloviendo con fuerza por lo que nos vimos obligados a comenzar el descenso a un buen ritmo y cuando el tiempo nos lo permitió y dejó de llover nos dispusimos a comer con un hambre descomunal.

Se nos hacía tarde y el cielo no daba tregua puesto que volvía a amenazar tormenta, no nos equivocábamos y en pleno descenso otra gran tormenta, esta de mayor duración y acompañada de unos truenos que no agradaban demasiado a nuestros oidos, cayó sobre nosotros.

Tras siete horas de ruta ya casi estábamos de nuevo en la zona donde habíamos dejado el coche con una pingadura espectacular pero con el buen sabor de boca de haber cumplido con nuestro objetivo de conocer el Lago Ubales y completar nuestra peculiar Ruta.





A continuación dejo el enlace con los datos que Samu fue registrado con el móvil en el Google maps:




Un alpino nunca se rinde.