domingo, 11 de junio de 2017

Entre Asturias y León

En el día de ayer, 10-6-2017, nos reuníamos tres de los alpinos para realizar una marcha la cuál no teníamos muy clara ya que dudábamos entre ir para Teverga o visitar el concejo de Aller.

Nos decantamos por la segunda opción y a las diez de la mañana salimos desde Oviedo dirección San Isidro para dejar el coche en el Fielato.

Doctor Penanes ya está preparado.


El día estaba bastante caluroso y el sol cascaba, así que un poco crema, camiseta oficial alpina y a caminar. Eran las once y cuarto cuando nos pusimos a andar. El objetivo era alcanzar el Pico Oso y el Pico Nogales para hacer la vuelta por el mismo sitio.

En la foto se puede ver una novedosa protección contra garrapatas elaborada por el alpino Samu.


El camino estaba bien señalizado y con las nuevas tecnologías ya es difícil perderse, aunque los alpinos somos capaces de lo mejor y de lo peor.

Fuimos encontrando mucho ganao a nuestro paso en las diferentes colladas como la de Vildoso.

El alpino que susurraba a los caballos.



Tras unas paradas para sacar fotos y comer un poco chocolate para reponer fuerzas seguíamos en dirección a la collada del Alba para coger el sendero que nos llevaría a la collada entre el Oso y el Nogales.



Una vez en la collada de las Llanas levantamos la mirada y descubrimos la puerta y el Pico Huevo, muy conocido por nosotros gracias a nuestra época campamentil. Decidimos ir primero al Pico Oso y tras una pequeña ascensión hacíamos cima a 2.021m

Los Tres Alpinos en el Pico Oso


Ya en lo más alto nos fijamos en el Agujas, el Bodón, incluso en el pinar cercano al Campamento Pelayo.

Pico Oso con la Puerta y Huevo al fondo.

Vistas a San Isidro con Pico Agujas.


Tras varias fotos y planear una marcha de dos días para llegar hasta Valdelugueros y subir algún pico, nos tocaba retomar la marcha para ir a por la siguiente cumbre, no sin antes dejar una nota bastante peculiar en el buzón de cumbres del Oso (uno de los más guapos que hemos encontrado).

Y tras la gran bajada... la gran subida que nos lleva al Pico Nogales a 2073m. Tendríamos compañía de algún montañero experimentando que nos demostraba sus conocimientos sobre el terreno.



Íbamos bien de tiempo y de fuerzas por lo que optamos por ir hasta el Jeje antes de buscar un lugar de lo más cómodo para comer.

Sobre las tres de la tarde tocaba volver y descender todos los metros ganados con anterioridad.


El terreno era bueno, así que hicimos algo de trail y empezamos a correr, todo iba muy bien y estábamos confiados hasta que algo nos empezó a inquietar, y es que el camino nos parecía algo novedoso, como si no hubiéramos pasado antes por ahí. Tiramos de móvil y efectivamente, nos habíamos desviado bastante y no vimos el camino de piedra. Alguna de estas siempre nos tiene que pasar, así que a trepar un poco por el pedrero para no tener que dar tanta vuelta.


Volvemos al camino correcto ya con algo de sed así que a buscar la fuente que habíamos visto en la subida, no sin antes coincidir con algún mastín que vino a saludarnos y se llevó su premio en forma de chorizo.



Ya sólo pensábamos en la fuente pero la montaña aún nos tenía una sorpresa preparada y a escasos metros en mitad del camino íbamos a sorprender a un corzo que no tardó en vernos e irse.


Daban las cinco de la tarde y llegaríamos a las seis horas de ruta, habiendo ascendido el Oso, Nogales y Jeje.

Una ruta con unas vistas impresionantes al igual que el día y la compañía, una ruta que nos llevaba a nuestros orígenes en la montaña recordando aquellas marchas de campamento en la que Samu y Pablín, como acampados y más tarde como monitores, seguían a Juanra para abrir el camino al grupo.




“Antes que el esfuerzo, las rocas y el viento, la amistad es el componente esencial en la montaña.”
Geyson Millar

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